Para la producción de grandes volúmenes de piezas, de más de 1 000 000 de unidades, la elección tendrá que recaer, lógicamente, en aceros de alto rendimiento. Con los aceros convencionales no se pueden obtener la dureza elevada y la tenacidad que las herramientas deben tener. En este nivel de exigencia, cualquier defecto, por minúsculo que sea, puede causar fallos en la producción de la herramienta, la calidad del tratamiento térmico, el acabado de la superficie y los parámetros de producción. De este modo, el acero ha de contar con una composición que le permita obtener una dureza elevada y, de forma simultánea, poseer tenacidad. Tendrá que ser fácilmente mecanizable, mantener la estabilidad dimensional durante el tratamiento térmico y permitir la aplicación de revestimientos especiales.